En cada historia en la que tuvimos el privilegio de participar siempre pudimos recibir más de lo que dimos y han sido y están siendo nuestra mejor escuela de humanidad y de práctica clínica, por eso queremos recoger las palabras de la Dra. Elisabeth Kubler Ross y hacerlas nuestras: “Supongo que todas las formas de aprender son duras. Así es como yo aprendí. Mis mejores maestros fueron mis pacientes moribundos. Si te atreves a implicarte, si te atreves a sentarte a su lado, ellos te ayudarán, no sólo a sentirte más cómodo ayudándoles, sino a aceptar un día tu propia muerte. Quizás éste sea su regalo de despedida para ti”
Miguel era poeta. Tuvimos la suerte de atenderle en sus últimos días. Y nos regaló un libro con sus obras completas. No tenía miedo. Estaba sereno. Sabía que su vida se acababa y en ese estado le dicto a su esposa lo que él quería que apareciese en la esquela: “Y yo me iré y los pájaros seguirán cantando”, de Juan Ramón Jiménez. El nos habla y nos enseña serenamente de la aceptación de la vida y de la muerte.
En este blog queremos recoger las comunicaciones, experiencias, reflexiones de todos aquellos que nos dedicamos a cuidar a las personas en el final de la vida.
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